México y las víctimas de la 'guerra contra el narco'
Por Andreu Jerez
- Lectura en 4 minutos - 761 palabras“Enrique Peña Nieto condena el asesinato del diputado electo en Sonora, Eduardo Castro”. “Asesinan a diputado Jaime Serrano”. “91,6 % de delitos no se denuncian en México”. Son algunos de los titulares que los mexicanos reciben a diario en sus teléfonos móviles a través de diferentes servicios informativos. Titulares que resumen la relativa normalidad con la que la ciudadanía mexicana convive con la violencia e impunidad generadas por los enfrentamientos entre los diferentes cárteles y grupos criminales que operan en el país, así como por la llamada guerra contra el narcotráfico iniciada por el presidente en funciones, Felipe Calderón (del conservador Partido de Acción Nacional -PAN-). Una guerra que Calderón le declaró oficialmente al narcotráfico y al crimen organizado en 2006 y que ya ha dejado tantas víctimas que incluso las cifras de muertos muestran enormes diferencias: mientras la Procuraduría General de la República (PGR) contabilizó más de 47.000 muertos desde 2006 hasta principios de este mismo año, otros medios y organizaciones no gubernamentales hablan de más de 70.000 muertes en el sexenio legislativo que está a punto de acabar. Las víctimas de esta inconclusa guerra sin enemigos evidentes ni facciones claras se van acumulando mientras sus familiares buscan respuestas, justicia y un sitio en el presente y el futuro de la sociedad mexicana.
El ejército estuvo bien presente en las últimas celebraciones de la independencia de México. La popularmente llamada “guerra contra el narco” ha dejado tanto víctimas militares y policiales como civiles. Una división que el Gobierno de Calderón se niega a aceptar, pero que asociaciones como el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), fundada por el poeta mexicano Javier Sicilia (quien perdió a un hijo a manos de narcotraficantes), subrayan para denunciar la impunidad. Como apunta Günther Maihold, titular de la Cátedra Humboldt del Colegio de México, “el movimiento encabezado por Sicilia intenta dignificar a las víctimas consideradas en el discurso oficial como «bajas colaterales», que las autoridades niegan al señalar que la «guerra del narco» solamente está implicando muertes entre los integrantes de los grupos criminales. Es esta implícita criminalización de las víctimas civiles la que ha impulsado a los familiares a movilizarse en contra de una comunicación oficial de la violencia que no respeta la integridad de las personas.” Además, en opinión de Maihold, habría que preguntarse si la bautizada “guerra contra narco” no podría incluso ser considerada una guerra civil, lo que tendría unas implicaciones inéditas en cuanto a las muertes civiles ocurridas en el marco del enfrentamiento armado que sacude México casi a diario. Asociaciones como la de Javier Sicilia se niegan a aceptar no sólo la impunidad que ha acompañado a la desaparición física de sus familiares, sino también su desaparición simbólica de la memoria de la sociedad mexicana. De ahí el nombre de la plataforma cívica: el MPJD no sólo busca un México en paz, sino una paz digna y justa que acabe con la impunidad de los crímenes cometidos tanto por el narcotráfico como por el ejército y la policía. Ello en un momento en que el presidente en funciones, Felipe Calderón, intenta (sin tapujos) rentabilizar políticamente la muerte de los soldados y policías caídos en la lucha contra los cárteles. Mientras tanto, las muertes de miles de civiles siguen sin ser tan siquiera investigadas.
Exteriores del Campo de Marte, donde se está construyendo el Memorial a las víctimas de la violencia. Antes de ceder la presidencia de México a Enrique Peña Nieto (del Partido Revolucionario Institucional -PRI-, ganador de los comicios del pasado julio) a principios del próximo diciembre, Calderón tiene previsto inaugurar un Memorial a las víctimas de la violencia que, más que unir a la sociedad mexicana y a las víctimas, parece estar dividiéndolas. El Memorial está siendo construido a marchas forzadas en el Campo de Marte, un terreno militar situado en la Ciudad de México. Tres asociaciones de víctimas (Alto al Secuestro, México SOS y Camino a Casa) han recibido un presupuesto del Gobierno federal para llevar a cabo la obra. Por su parte, el MPJD de Javier Sicilia rechaza frontalmente el proyecto por considerarlo un afrenta a la memoria de las víctimas de la violencia policial y militar. Durante las próximas dos semanas, y tomando como punto de partida la polémica desatada por el controvertido Memorial, Contrast intentará mostrar en una serie de posts las diferentes posturas existentes dentro del colectivo de víctimas de una sangrienta guerra de profundo carácter postmoderno (tráfico de drogas y armas, crimen organizado transnacional, uso de la violencia en las redes sociales, etcétera) cuyo desenlace es aún impredecible.